MEMORIAS DE UNA GEISHA

Autor: Arthur Golden

Págs: 664

Sinopsis: Poco antes de su muerte, Sayuri, una anciana japonesa afincada en Nueva York, cuenta la historia de su vida a un joven amigo americano. El poder de seducción de la voz narrativa de esta geisha legendaria transporta al lector a un Japón de entreguerras, lleno todavía de ecos feudales, y a una de las tradiciones japonesas que más curiosidad inspiran en el mundo occidental: la de la geisha, una peculiar práctica cultural a la que están ligadas artes tales como la seducción, la danza, la pintura o la clásica ceremonia del té. ‘Memorias de una geisha’ ha batido récords de permanencia en las listas de superventas de todo el mundo y ha conquistado a lectores en veintiséis idiomas.

 

 

El origen de Lázaro de Tormes no podía ser más humilde y deshonroso: su padre había sido descubierto sisando de los costales de un molino, encarcelado y enviado a una campaña bélica donde murió; mientras, su madre, para mantener a flote la economía de la casa, se acostaba con un ‘negro’. Viendo la precaria situación en la que vivía y el oscuro porvenir del chiquillo, fue puesto en manos de un ciego y, desde ese momento, fue de lugar en lugar labrándose un futuro y bienestar a base de superar piedras en el camino.

El relato de la vida de nuestra ‘Sayuri de Yoroido” consigue traer a la memoria la tortuosa vida del pequeño Lázaro: una niña con una situación precaria en casa se ve abocada al fracaso por la negligencia de su padre y puesta en manos de terceras personas cuyo único objetivo es obtener un beneficio de su persona. Será juzgada por cada paso que dé y tendrá que luchar contra viento y marea para disfrutar de unos ‘segundos’ de felicidad.

Y digo ‘fracaso’ porque su vida desde un principio va a estar engarzada a dicho término. Convertirse en una geisha supone dejar atrás tus sueños, tu familia, tu hogar, tus principios, tus hobbies… y dedicar tu vida en cuerpo y alma a satisfacer las necesidades y deseos de los demás. Sobre todo, el de los hombres. Estos son los poseedores de la palabra y la verdad; y también del dinero. Una geisha debe complacer sus cinco sentidos. En caso de no llegar a ostentar este rango, tu vida se convierte en servidumbre a cambio de un techo y un cuenco de arroz. En palabras de Mameha, uno de los personajes de la obra, “no elegimos ser geishas para perseguir nuestro destino, elegimos ser geishas porque no tenemos elección”.

En esta novela, las ideas cobran una gran relevancia en el desarrollo de la trama. Vemos como una idea puede arraigar en lo más profundo del ser de una persona y convertirse en algo venerado y anhelado. Pero no todo es oro lo que reluce. Tres son los pensamientos que marcan el camino y la vida de Sayuri: sus fervientes deseos de ser adoptada por el señor Tanaka; tras su resignación a ser una más en la ‘okiya’, su afán por ser una geisha reconocida en el distrito de Gion y, por último, su aspiración a ser alguien en la vida del Presidente. De menor a mayor calado en su espíritu.

Además, el autor consigue hacer un vivo retrato costumbrista de la época, donde la superficialidad y el materialismo – es muy habitual recibir regalos por parte del hombre – tienen un gran peso dentro de la sociedad. Se le da muchísima importancia a todo aquello que se ve, y también a lo que no se ve; a lo sugerente. Al igual que hay una serie de códigos o protocolos a la hora de comer en un sitio de cierto ‘caché’, cuando se viste una geisha, aún más. La cultura japonesa está llena de estereotipos, disciplina, ritualidad y superstición; tanto es así que se suele consultar el horóscopo antes de cualquier cosa.

Como uno puede imaginar, en un ambiente o sociedad en el que la apariencia se tiene en gran consideración va a haber muchos detractores y envidiosos. En el caso de nuestra protagonista será Hatsumono -una geisha cuya estatus podría asemejarse al de los hidalgos en la época renacentista – quien intenté hacerle la vida imposible tras contemplar su belleza y potencial.

El color de los paisajes, de las calles de Kioto o de los kimonos se entremezcla con el olor a té, a sake o a pescado. El aprendizaje queda plasmado a través de experiencias personales propias, del saber popular y de las anécdotas de las gentes del lugar revestidas de una ‘desnudez’ metafórica. La tranquilidad del campo y lo rural choca con un desasosiego sereno en la ciudad y sus barrios. A su vez, el episodio bélico de la II Guerra Mundial emerge en mitad de la obra y se erige como una espada de Damocles sobre la población japonesa y, por tanto, sobre los protagonistas de la novela.

Una bonita historia en forma de autobiografía cuyas líneas brotan como las flores del cerezo en busca del calor y luz del sol. Una autobiografía en la que los sentimientos de Sayuri afloran día tras día persiguiendo el rastro de la única persona que mostró cierta deferencia y cariño hacia ella; el Presidente. Una autobiografía llena de aprendizaje, injusticias y emociones.

EL CLUB DUMAS

Autor: Arturo Pérez Reverte

Págs: 448

Sinopsis:

Lucas Corso, mercenario de la bibliofilia, cazador de libros por cuenta ajena, debe encontrar respuesta a esa pregunta cuando recibe un doble encargo de sus clientes: autentificar un manuscrito de Los tres mosqueteros y descifrar el enigma de un extraño libro, quemado en 1667 con el hombre que lo imprimió.

La indagación arrastra a Corso -y con él, irremediablemente, al lector- a una peligrosa búsqueda que lo llevará de los archivos del Santo Oficio a los libros condenados, de las polvorientas librerías de viejo a las más selectas bibliotecas de los coleccionistas internacionales.

Construida con excepcional talento narrativo, El club Dumas sitúa pieza a pieza una trama excitante, minuciosa y compleja, donde se dan cita los ingredientes de la novela clásica por entregas, los relatos policíacos y de misterio, los juegos de adivinación y las técnicas del folletín de aventuras.

Esta novela fue llevada al cine por el director Roman Polanski con el título La novena puerta.

Así como Once upon a time in Hollywood de Quentin Tarantino es una oda – homenaje al cine de los años 60, El club Dumas de Pérez Reverte lo es al escritor francés Alejandro Dumas y a todo la atmósfera que envuelve al mundo bibliofílico.

Reverte coloca en el centro de la narración a Lucas Corso, un especialista en libros, tanto en su datación como autentificación; así como en su “busca y captura”. Es un profesional a sueldo al servicio de grandes coleccionistas y el encargado de satisfacer los caprichos más draconianos y exigentes. Un personaje que recoge muchas de las características más notables de su autor;  sagaz, astuto, inteligente, instruido en el arte de la oratoria y retórica, sereno, prudente, apasionado y… aderezado con tintes arrogantes y de bribonería.

En sus manos aterriza uno de los capítulos de Los tres mosqueteros, El vino de Anjou, junto a uno de las tres copias existentes de Las nueve puertas del reino de las sombras, libro que estaba estrechamente ligado al satanismo y todos los rituales y sacrificios que implica. Ambos manuscritos desencadenarán una serie de acontecimientos que confluirán de forma paralela en dos acontecimientos diferentes, pese a la ignorancia de Corso. En dicho trascurso argumental, la realidad superará a la ficción de los libros de Dumas, infundiendo cierta confusión, cansancio y reflexión en el pensamiento del bibliófilo.

A su vez, la aparición de Irene Adler en la vida de Corso provoca un tsunami de emociones y recuerdos en la sosegada bahía en la que descansaba. Nikon, su expareja. Corso, en numerosas ocasiones, echa la vuelta atrás para traer viejos recuerdos del pasado y dibujar en nuestra imaginación fotografías de momentos en los que fue feliz. Corso consigue proyectar todos esas reminiscencias en la figura de una jovencita con carisma y elegancia que parece estar siguiéndolo allá a donde va.

El club Dumas se convierte pues en una alabanza al “buen hacer”, sobre todo el que se tiene para con los libros y manuscritos antiguos, obras en las que escritor y editor ponían el mejor tiento y esmero, cuidando hasta el más mínimo detalle. Elaboración, restauración, falsificación, datación… son algunos de los procesos que se describen con gran rigurosidad en las líneas de esta novela y que, Reverte, envuelve en un halo de ocultismo y hermetismo.

Otro de los puntos que no pasan desapercibidos de la obra es la intertextualidad en la que nos sumerge el autor, acertadamente o no. La novela está plagada de continuas referencias a grandes obras y autores de la historia de la literatura y de algunos pasajes escritos en latín. Este recurso refleja el gran muestrario bibliográfico en el que se mueve el autor, sin embargo, crea una cierta distancia entre la trama de la obra y el lector lego en el universo de Dumas y en el de otros muchos autores desconocidos para el lector de a pie.

En cambio, Reverte sabe captar y detener majestuosamente el tiempo en la narración, describiendo con soltura y de una forma fidedigna, algunas situaciones cotidianas que pueden resultar familiares al lector o simplemente traer al presente su experiencia. Situaciones tan simples como el desvestirse o el pararse en medio de un escalón intentando recordar algo son descritas de una forma simple, pero evocadora.

El despliegue de vocabulario que utiliza Reverte en sus “líneas de batalla” no deja indiferente a nadie, haciendo uso y entrelazando términos y vocablos relacionados con el belicismo con cualquier situación anodina o familiar, como ocurre en la escena del escarceo que vive Corso con la viuda del editor, Liana Taillefer. Reverte profesionaliza bélicamente el encuentro sexual entre estas dos personas, sin apenas utilizar ninguna palabra relacionado con uno de los instintos mas primitivos del hombre.

La obra que nos brinda el autor murciano es un pedazo de su vida, un armazón de situaciones que se superponen una sobre otra y que revelan su razón de ser: las letras y la literatura.

En cuanto a mí, sólo sé que no sé nada. Y cuando quiero saber busco en los libros, a los que nunca falla la memoria.

LA BIBLIOTECA DE LA MEDIANOCHE

Autor: Matt Haig

Págs.: 336

Sinopsis:

Entre la vida y la muerte hay una biblioteca. Y los estantes de esa biblioteca son infinitos. Cada libro da la oportunidad de probar otra vida que podrías haber vivido y de comprobar cómo habrían cambiado las cosas si hubieras tomado otras decisiones… ¿Habrías hecho algo de manera diferente si hubieras tenido la oportunidad?».

Nora Seed aparece, sin saber cómo, en la Biblioteca de la Medianoche, donde se le ofrece una nueva oportunidad para hacer las cosas bien. Hasta ese momento, su vida ha estado marcada por la infelicidad y el arrepentimiento.

Nora siente que ha defraudado a todos, y también a ella misma. Pero esto está a punto de cambiar.

Los libros de la Biblioteca de la Medianoche permitirán a Nora vivir como si hubiera hecho las cosas de otra manera. Con la ayuda de una vieja amiga, tendrá la opción de esquivar todo aquello que se arrepiente de haber hecho (o no haber hecho), en pos de la vida perfecta. Pero las cosas no siempre serán como imaginó que serían, y pronto sus decisiones enfrentarán a la Biblioteca y a ella misma en un peligro extremo. Nora deberá responder una última pregunta antes de que el tiempo se agote: ¿cuál es la mejor manera de vivir?

Desde un primer momento, todos los afluentes de la trama (situaciones de la vida de Nora) nos van llevando a un mismo río que desembocará en la inevitable muerte, protagonista indiscutible que se erige en esta primera parte de la novela. El pesimismo derivado de la mala situación socioeconómica de Nora, sumado al bagaje de errores y arrepentimientos que cargaba a sus espaldas, la llevan a una situación límite: el suicidio.

Nora es de ese tipo de personas que en su día lanzaron el ancla en un momento del pasado y la han ido arrastrando hasta el presente, con todo lo que ello conlleva. Esa ancla invisibiliza al individuo en nuestro sociedad y le impide progresar y avanzar en ese camino hacia la eudaimonia. Nora era una persona que se había acomodado en la mediocridad y no había sabido exprimir el jugo de todo su potencial; vivía todas las vidas que tenía a su alrededor, menos la suya, creía que todas las desgracias que vivía tenían un mismo germen que las alimentaba: ella.

Llegado a un punto determinista de no retorno, Nora decide abandonar este mundo en el que las pocas razones que sustentaban su esqueleto se habían esfumado delante de sus narices. Es entonces cuando el autor nos describe qué hay detrás de una de las grandes preguntas filosóficas de la historia del hombre: ¿Qué hay después de la muerte? Pues en el caso particular de Nora, una biblioteca en la que su encargada no le es desconocida; se trata de la señora Elm, bibliotecaria del instituto. Nora guardaba un buen recuerdo de ella, pues además de ser una ávida lectora, tras el conocimiento de la muerte de su padre, la bibliotecaria estuvo ahí dándole cariño y ofreciendo un hombro sobre el que llorar.

En este escenario, la señora Elm se consagra como una especie de deus ex machina, aunque, lejos de resolver situaciones de la vida de Nora, lo que hace es ayudarla mediante preguntas y reflexiones para que sea ella la que se quite la venda que le impedía ver las cosas bonitas de la vida; aquellas cosas que tenía al alcance de su mano y por pereza, coraje, rebeldía o miedo no afrontaba. Un juego de preguntas y respuestas que podríamos relacionar con la teoría socrática de la mayéutica. 

Nora desafiará las leyes de la física cuántica y los universos paralelos, consiguiendo vivir alguna de las vidas que podría haber llevado y que no tuvieron lugar en su presente por alguna de las pequeñas, pero grandes decisiones que tomamos todos los días. Hay un proverbio chino que dice así: “El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. ¿Qué quiere decir? Pues muy sencillo; que el quedar un día a tomar un café con alguien aunque la pereza se apodere de nosotros, el perder un tren, el tropezar con alguien a la salida de un establecimiento, el tirar una colilla por la ventanilla del coche, el olvidar un cumpleaños de algún familiar o el decidir vestir una camiseta de Nirvana un día concreto, son situaciones que nos pueden cambiar la vida. Pequeñas decisiones, algunas premeditadas y otras bienhalladas (o no).

En cualquiera de los casos, Nora no se sentirá cómoda en ninguna de las otras vidas. Cree que está viviendo una vida que no le corresponde. En todas ellas, ni el dinero, ni la fama, ni el cargo que ostenta la hacen feliz, pues son bienes caducos que trascurren de forma paralela, pero igualitaria, al río que hemos mencionado anteriormente y que desemboca en la muerte.

El libro trata con extrema delicadeza temas como la depresión, la inestabilidad de la salud mental o el suicidio. Este último se presenta como una posible solución al cautiverio y caos terrenal, pero será Nora la encargada de desandar sus propios pasos para encontrar motivos por los que vivir. Un libro que además trata, aunque sea de una forma trasversal y efímera, las consecuencias inmediatas del uso de las nuevas tecnologías y más concretamente el de las redes sociales. Estas se encargan de fabricar “envidia” por los cuatros costados de las pantallas, mostrando lo mejor de cada casa, cuando sabemos que, en realidad, en todas cuecen habas. Cualquier vida ajena nos parece mejor que la nuestra y esto es uno de los grandes problemas sociales de hoy en día.

La visión que ofrece La biblioteca de la medianoche está llena de esperanza pues nos enseña a ver las cosas de otra manera, a limar las asperezas de momentos pasados, a dar nuestro brazo a torcer, a reconocer nuestros errores, a echar en cara los de otros, a saber valorar un vaso de agua, a decir “te quiero”, a perdonar, a tratar bien a las personas, pues no sabemos cuándo será la última vez que las veamos y, sobre todo, a no dejarnos llevar por un guion escrito o por las expectativas que la gente tiene de nosotros.

Nadie sabe cómo vivir su vida, pero se atreven a juzgarte y a intentar vivir la tuya…