Autor: Arturo Pérez Reverte
Págs: 448
Sinopsis:
Lucas Corso, mercenario de la bibliofilia, cazador de libros por cuenta ajena, debe encontrar respuesta a esa pregunta cuando recibe un doble encargo de sus clientes: autentificar un manuscrito de Los tres mosqueteros y descifrar el enigma de un extraño libro, quemado en 1667 con el hombre que lo imprimió.
La indagación arrastra a Corso -y con él, irremediablemente, al lector- a una peligrosa búsqueda que lo llevará de los archivos del Santo Oficio a los libros condenados, de las polvorientas librerías de viejo a las más selectas bibliotecas de los coleccionistas internacionales.
Construida con excepcional talento narrativo, El club Dumas sitúa pieza a pieza una trama excitante, minuciosa y compleja, donde se dan cita los ingredientes de la novela clásica por entregas, los relatos policíacos y de misterio, los juegos de adivinación y las técnicas del folletín de aventuras.
Esta novela fue llevada al cine por el director Roman Polanski con el título La novena puerta.
Así como Once upon a time in Hollywood de Quentin Tarantino es una oda – homenaje al cine de los años 60, El club Dumas de Pérez Reverte lo es al escritor francés Alejandro Dumas y a todo la atmósfera que envuelve al mundo bibliofílico.
Reverte coloca en el centro de la narración a Lucas Corso, un especialista en libros, tanto en su datación como autentificación; así como en su “busca y captura”. Es un profesional a sueldo al servicio de grandes coleccionistas y el encargado de satisfacer los caprichos más draconianos y exigentes. Un personaje que recoge muchas de las características más notables de su autor; sagaz, astuto, inteligente, instruido en el arte de la oratoria y retórica, sereno, prudente, apasionado y… aderezado con tintes arrogantes y de bribonería.
En sus manos aterriza uno de los capítulos de Los tres mosqueteros, El vino de Anjou, junto a uno de las tres copias existentes de Las nueve puertas del reino de las sombras, libro que estaba estrechamente ligado al satanismo y todos los rituales y sacrificios que implica. Ambos manuscritos desencadenarán una serie de acontecimientos que confluirán de forma paralela en dos acontecimientos diferentes, pese a la ignorancia de Corso. En dicho trascurso argumental, la realidad superará a la ficción de los libros de Dumas, infundiendo cierta confusión, cansancio y reflexión en el pensamiento del bibliófilo.
A su vez, la aparición de Irene Adler en la vida de Corso provoca un tsunami de emociones y recuerdos en la sosegada bahía en la que descansaba. Nikon, su expareja. Corso, en numerosas ocasiones, echa la vuelta atrás para traer viejos recuerdos del pasado y dibujar en nuestra imaginación fotografías de momentos en los que fue feliz. Corso consigue proyectar todos esas reminiscencias en la figura de una jovencita con carisma y elegancia que parece estar siguiéndolo allá a donde va.
El club Dumas se convierte pues en una alabanza al “buen hacer”, sobre todo el que se tiene para con los libros y manuscritos antiguos, obras en las que escritor y editor ponían el mejor tiento y esmero, cuidando hasta el más mínimo detalle. Elaboración, restauración, falsificación, datación… son algunos de los procesos que se describen con gran rigurosidad en las líneas de esta novela y que, Reverte, envuelve en un halo de ocultismo y hermetismo.
Otro de los puntos que no pasan desapercibidos de la obra es la intertextualidad en la que nos sumerge el autor, acertadamente o no. La novela está plagada de continuas referencias a grandes obras y autores de la historia de la literatura y de algunos pasajes escritos en latín. Este recurso refleja el gran muestrario bibliográfico en el que se mueve el autor, sin embargo, crea una cierta distancia entre la trama de la obra y el lector lego en el universo de Dumas y en el de otros muchos autores desconocidos para el lector de a pie.
En cambio, Reverte sabe captar y detener majestuosamente el tiempo en la narración, describiendo con soltura y de una forma fidedigna, algunas situaciones cotidianas que pueden resultar familiares al lector o simplemente traer al presente su experiencia. Situaciones tan simples como el desvestirse o el pararse en medio de un escalón intentando recordar algo son descritas de una forma simple, pero evocadora.
El despliegue de vocabulario que utiliza Reverte en sus “líneas de batalla” no deja indiferente a nadie, haciendo uso y entrelazando términos y vocablos relacionados con el belicismo con cualquier situación anodina o familiar, como ocurre en la escena del escarceo que vive Corso con la viuda del editor, Liana Taillefer. Reverte profesionaliza bélicamente el encuentro sexual entre estas dos personas, sin apenas utilizar ninguna palabra relacionado con uno de los instintos mas primitivos del hombre.
La obra que nos brinda el autor murciano es un pedazo de su vida, un armazón de situaciones que se superponen una sobre otra y que revelan su razón de ser: las letras y la literatura.
En cuanto a mí, sólo sé que no sé nada. Y cuando quiero saber busco en los libros, a los que nunca falla la memoria.