“Ser mujer es un asco”, Maite Rico.

 

Este texto periodístico que, por su breve extensión, podría ser una columna o artículo de opinión trata sobre el feminismo actual y la autora considera a través de un discurso irónico que muchos de los problemas que plantea este feminismo hacen víctima a la mujer. Para lograr defender su opinión y tratar de convencer al lector de la misma, emplea una tipología textual expositivo-argumentativa que desarrolla a través de seis párrafos.

La autora trata de persuadir y convencer al lector sobre su punto de vista o postura, por tanto, la función apelativa está presente durante todo el texto. En este caso, es relevante que el receptor al que alude en última instancia sean las mujeres. En el texto dicha función se manifiesta a través de varios recursos lingüísticos como es el uso de la 1ª persona del plural inclusivo (‘hemos sobrevivido’, ‘estábamos ciegas’ o ‘las mujeres hablamos’), determinantes (‘nuestra mísera existencia o ‘nuestro faro’) o pronombres (‘convencernos,  ‘hacernos’ o ‘entre nosotras’) que consiguen involucrar al público femenino en el discurso. A su vez, la autora utiliza otros recursos como el uso de vocativos (‘queridas’), de llamadas de atención (‘gracias’), de oraciones exhortativas (‘tenemos que asumir’) o de 2ª persona del singular, en cuyo caso, el receptor directo al que se alude es la ministra de Igualdad, Irene Montero (‘tú llevas más camino recorrido’ o ‘tienes’).

Para conseguir su propósito, el texto presenta algunos datos objetivos que ayudan a entender el punto de vista de la autora, aunque en este texto no podemos decir que esté muy presente. Podemos apreciar este rasgo en expresiones como ‘y ahora, la menstruación, equiparada…’, ‘el dolor de ovarios […] será una «incapacidad temporal…» o ‘esas mismas compresas o tampones que se anuncian…” que utilizan el modo indicativo para expresar algo de una forma objetiva. También lo apreciamos en la generalización que hace cuando dice que ‘las mujeres hablamos de reglas y menopausia entre nosotras’.

En cuanto a la función metalingüística, no encontramos ningún rasgo lingüístico que trate la etimología o definición de alguna palabra o concepto, aunque sí que podemos decir que a lo largo de casi todo el texto se hace uso de la ironía, recurso lingüístico propio del código español.

Al tratarse de un artículo de opinión, la función expresiva adquiere gran relevancia, ya que la presencia del autor se hace evidente y se manifiesta en el texto a través de recursos lingüísticos como el uso de la ironía, qué pone de manifiesto la intención de la autora. Aunque la ironía queda patente a lo largo de todo el texto, destacan oraciones como “no me explico cómo hemos sobrevivido…”, “creíamos haber avanzado razonablemente” o “cuánto mejor estaríamos si…” Incluso en el propio título: “Ser mujer es un asco”.

También se hace uso de diferentes modalidades oracionales, como la dubitativa (‘puede que la ministra…’) o la interrogativa indirecta (‘yo no sé en qué mundo…’). A su vez, la autora también utiliza verbos modales como “creíamos…” o “no sé…” y perífrasis verbales como ‘tenemos que asumir’.

Es obvio que, al expresar su opinión, la autora va a utilizar la 1º persona. Vemos este rasgo en expresiones como “no me explico”, “nuestra vida”, “pero yo no voy a dar la turra a mi vecino con mis ovarios” o “nuestras severas limitaciones”. También vemos cómo se utiliza un léxico connotativo a lo largo de todo el texto: adjetivos valorativos como ‘mísera’, ‘indignadas’ o ‘severas’, verbos como ‘follar’, ‘moverse por’ o ‘pillar’, frases hechas como ‘dar la turra’ o ‘ser una auténtica mierda’ o adverbios modalizadores como ‘razonablemente’. Por último, cabe destacar la utilización de signos de puntuación que matizan el significado de lo expuesto en la enumeración de una forma irónica y de comillas (“normalizar”) para darle cierto sarcasmo o retintín a lo dicho.

La última función lingüística presente en el texto es la poética, con la cual la autora consigue de alguna forma embellecer el texto, dotándolo de cierta calidad literaria y estética. Esto lo consigue principalmente a través del uso de metáforas como ‘sus indignadas amazonas’, ‘estábamos ciegas’ (también se podría considerar una hipérbole), ‘eres nuestro faro’ o ‘por ver quién lava más blanco’. También hace uso de algunas enumeraciones como la que aparece en el segundo párrafo para detallar o concretar más el tema tratado.

Por último, es necesario hacer alusión al registro y nivel utilizado en dicho artículo de opinión. La autora utiliza un nivel del lenguaje estándar, accesible y comprensible por cualquier tipo de público, aunque a veces se desvía y utiliza tecnicismos / palabras cultas como “redimirse”, “aerofagia”, “ufanarse”, “obstétrica” o “emular” y expresiones mucho más coloquiales como “dar la turra”, “se mueve por…” o “ser una auténtica mierda”. Estos tecnicismos no dificultan la comprensión del punto de vista de la autora y los coloquialismos utilizados, de alguna forma, consiguen acercar al lector a su postura, sobre todo a las mujeres a las que va dirigido.

Así pues, se trata de un texto periodístico de opinión, cuya modalidad textual es expositivo – argumentativa en la que la autora pretende convencer de lo que es ser mujer sin adoptar el papel de víctima que pretende Irene Montero y su ministerio,  por lo que la función última del texto es la expresiva. No obstante, son relevantes también las funciones apelativa y poética.